La fantasia de mi esposa

A un matrimonio consolidado se le presenta la oportunidad de cumplir la fantasia de ella y no dejaron pasar la oportunidad.

TRES NO SON MULTITUD

11/25/20255 min read

  Somos una pareja y siempre hemos tenido la fantasía de hacer el amor con otra pareja. Déjenme contarles que a la hora de estar cogiendo, mi mujer me dijo que le gustaría tener una doble penetración, ya mí no me disgustaba la idea; al contrario, me ponía bien caliente la idea de verla coger con otro cuate. Bueno, pues un día fuimos a una fiesta en la cual estuvimos bailando y tomando bastante alcohol. Cuando un chavo se acercó a nuestra mesa y le preguntó a mi esposa si quería bailar, ella se volteó a verme y le dijo: "¡Adelante!"

Se levantaron a bailar y vi cómo el chavo se le pegaba a mi esposa y le daba unos "raspones" con su miembro. Noté que mi esposa sintió la carne dura del chavo y se le pegó más (déjenme decirles que ella es bien caliente) y empezaron a contonearse rítmicamente dándose unos sabrosos arrimes.

Bueno, terminó la pieza y el cuate este la llevó a la mesa. Mi esposa se veía turbada y acalorada. Yo le pregunté qué tenía y me dijo: "Nada". Yo le dije en tono tranquilo: "¿Cómo que nada? Si vi cómo te le pegaste y empezaste a raspar con él." Ella iba a protestar y le dije: "Mira, esta es la oportunidad de hacer realidad tu fantasía de ser penetrada doblemente, ¿no te gustaría?" Ella me dijo tímidamente que sí. Le dije: "Vamos a preparar un plan para involucrar al chavo. Me voy a levantar y haré la finta de que voy al baño. Estoy seguro de que va a venir nuevamente a sacarte a bailar. Le dices que sí, pero lo calientas, y después me deja a mí lo demás."

Cuál va siendo mi sorpresa que al regresar ya estaba bailando, pero con otro chavo, que después me enteré que era amigo del otro, pero igual de lujurioso con mi esposa. Ya para esto, mi esposa, con la confianza de que le había dicho que calentara al otro cuate, estaba bailando dándole unos ricos raspones al nuevo chavo.

Bueno, para no hacerlas largas, les dije a los dos chavos que si querían seguir bailando y tomando en casa, y prestos me dijeron que sí. Nos salimos y nos fuimos directo a una licorería a comprar unas botellas, y me dirigí a un motel junto a la carretera de Toluca. Se sacaron de onda y les dije que era mejor ese lugar que la casa. Bueno, entramos al motel y puse música de la cual únicamente había romántica y encendí la luz del baño, dejando la puerta entreabierta para que pasara un leve rayo de luz. Empezamos a tomar unos tragos y les preguntamos si no querían bailar, y me dijeron que sí. Mi mujer se volteó a verme y yo, con un movimiento afirmativo de la cabeza, le dije: "Adelante".

El primero que la sacó a bailar, ya medio mareado y viendo la situación, empezó a bailar agarrándole las nalgas a mi mujer, situación que me puso bien caliente. Mi mujer empezó a jadear como nunca la había visto. Terminaron de bailar y el otro cuate me pide permiso para bailar con ella, y le dije: "Sí, para eso estamos aquí". Yo quería darles confianza para que mi mujer disfrutara. Este cuate también le agarró las nalgas, pero ya en forma más lujuriosa. Se la pegó y le empezó a lengüetear el cuello ya manosear sus pechos, situación que super calentó a julio.

Cuando terminaron de bailar, yo estaba bien caliente. Ella se dirigió al baño, y les ofrecieron un trago a cada uno de ellos. Cuando July volvió del baño, le pedí que se sentara junto a mí y puse su mano sobre mi miembro, y me lo empezó a sobar. Yo le metí la mano entre las piernas hasta llegar a su vagina, la cual estaba bien húmeda, y la empecé a dear... ella estaba a que se la cogiera quien fuera, pero me dijo: "Me gustaría que vieras todo desde otro lugar..." Le dije: "Me encanta tu idea, te espiaré desde aquella ventanita".

Los amigos que habíamos invitado estaban bien calientes. July estaba bien cachonda. Invita a uno de los cuates a que bailara con ella. Empezaron a bailar, pero ya más desinhibidos.

Jorge le bajó los tirantitos del vestido y le sacó los pechos, y se los empezó a mamar bien rico, situación que animó a July a bajarle el cierre del pantalón y meter la mano para tomarle el miembro que estaba a punto de explotar. Lo sacó y ella se puso en cuclillas y le empezó a mamar. Luis no se aguantó y se acercó a ellos, ya con la verga de fuera. Levantó a mi mujer y la hicieron sándwich. July estaba loca de placer y lujuria, pues estaba a punto de cumplir su fantasía. Les dije a Jorge y Luis que podían hacer lo que quisieran, y ni lerdos ni perezosos la empezaron a desvestir hasta que quedó en tanga. July se veía superbien entre estos dos cuates. Yo estaba caliente, pues una de mis fantasías era verla coger con otro cuate, y no era uno, sino dos, así que empecé a masturbarme al ver la faena que le estaban haciendo.

Jorge la levantó entre sus brazos y le metió el miembro. Mi mujer se colgó del cuello de él, mientras Luis se agachó y empezó a meterle la lengua por el año a July, volviéndola loca de pasión.

Jorge se prendió con esta acción y la colocó en el suelo en posición de perrito, y empezó a besarle la espalda hasta llegar al año, y le dejó ir toda la lengua. Mi esposa gemía de placer y pedía otra verga, ella ya totalmente desinhibida. Luis se metió por debajo de ella y la ensartó con su tremendo miembro. July exigió a Jorge que se la metiera por detrás, con cuidado y lentamente la empezó a penetrar. Ella empezó a hablar pidiéndoles más fuerza en sus embates. Ellos obedecieron de inmediato.

La imagen que yo veía a través de la ventanita era esta: ella en cuatro, Jorge penetrándola por atrás, Luis debajo de ella... no solo la calentura de mi esposa July era única, sino que yo estaba explotando de calentura, así que ahí nomás comencé a masturbarme. Ellos acabaron sobre mi mujer, que no sé cuántos orgasmos tuvo, pero por cómo la veía, se ve que nunca había explotado así.

Se quedaron un rato quietos y mi esposa se levantó. Se acercó a mí y me dijo muy cariñosamente: "¡Gracias! ¡Me encanta que me espíes!" Los muchachos también se levantaron y me agradecieron el momento vivido, a lo cual mi esposa dijo: "Ya nos volveremos a ver", y ellos dijeron: "Con gusto esperaremos su llamado", dejando anotados sus teléfonos.

Luego que se fueron, mi esposa tomó esos papeles y los tiró al tacho de basura y me dijo: "Lo vamos a repetir, pero no con los mismos", a lo que asentí sumisamente.

Así que, amigos, hemos tenido otros arrimones, pero eso lo contaré en próximas historias. Espero les haya gustado este relato.